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MOCHALES

Año 2035

El mundo ha sido sometido al dominio absoluto de la mujer. Tres años antes, la heroína Rocío del Arco, de Huelva, hipnotizó a la población mundial desde internet promoviendo una causa que en menos de dos años caló en casi el 90% de la parte femenina del planeta: cobrar por follar. Todas. A todos. Sin necesidad de hacer la calle. Las casadas a sus maridos, las novias a sus novios, las solteras a sus ligues, las viudas a sus nuevas parejas, y las amantes a sus amantes. La economía creció tanto que alguna revista norteamericana propuso a Rocío para el Nobel. Y se lo dieron. De hecho cobró por ir a recogerlo y otro tanto por dar el discurso. Lo que nunca se supo es si se tiró al jurado a cambio de dinero, tan independiente como necesitado de saciar sus necesidades más básicas.

 

Los hombres pasaron a ser meras comparsas. Debían trabajar siempre para poder pagar por el sexo. Y las parejas, en homenaje a la China comunista, rezaban por dar a luz niñas, el auténtico futuro. Se llegaron a encontrar casos de abandonos en bosques y carreteras secundarias de bebés machos. Una asociación llegó a crearse para su defensa: ‘Pito pobre’.

 

Las putas acabaron casándose o buscándose novios o esporádicos: ya no hacía falta hacer la calle o depender de un proxeneta. De hecho, los chulos decidieron, tras reunión mundial en Katowice, Polonia, dejar la violencia y condenarla. Se cree que el 100% de los mismos encontraron pareja estable, muchos entre sus antiguas empleadas, hoy sus mismas jefas.

 

Los gais, empotrados en la causa femenina, también pasaron factura a sus parejas. ¿Pero quiénes cobraban y quiénes abonaban? Por supuesto, los más afeminados, los pasivos en el sexo, los que mordisqueaban la almohada, hicieron caja; y los que aún delataban acciones varoniles, pasaron por ella. Hubo algunos casos complejos, como aquel que en Rotterdam tuvo que esclarecer, mediante la justicia, quién era más afeminado de los dos. Ganó el que demostró que había conseguido, mediante un plan terapéutico novedoso y originario de la India, padecer cada cuatro semanas el periodo. Las lesbianas pasaron a depender de las heterosexuales. Algunas, se cree, cambiaron su sexo intermitentemente sólo con la idea de poder sacar algo a cambio.

 

Los que peor lo pasaron fueron los promiscuos, que fueron tratados por especialistas que determinaron que sólo la castración química podría evitar sus ruinas. Un caso fue muy sonado: el de Marcus Palombizio, de Boston, que tras solicitar siete millones de dólares en créditos, acabó suicidándose tras asumir que su vida sólo era alegre cuando follaba. Los asexuales, en cambio, generaron riquezas y llegaron, en parte, a poner en tela de juicio el poder de las mujeres. Muchos fueron detenidos tras redadas repletas de sombras en donde siempre eran acusados de traidores. John Logan, de Perth, Australia, demostró en un show televisivo, y a una semana de su muerte con 87 años, que nunca en su vida había mantenido relaciones sexuales ni por lo tanto, gastado dinero alguno en esa causa.

 

Proliferaron en algunos países (Irán, China, Corea del Sur) y comunidades (esencialmente la judía) clubs donde los hombres de condición heterosexual se intercambiaban penetraciones para saciar la necesidad. Ninguno era gay, en teoría, pero al menos todos se corrían y nadie acababa arruinado.

 

Cientos de millones de hombres, ahogados en deudas, decidieron volcarse en la paja. De hecho se cree que entre el 2031 y el 2034 la mayor causa de ingreso por urgencias hospitalarias fue por esguince de muñeca. Como no, no fueron pocos los que fallecieron asfixiados por esa moda de principios de siglo de atarse una soga al cuello, pillarla por el armario y masturbarse. Algunos, incluso, promovieron la defensa de su auténtico ídolo: David Carradine, primer famoso que falleció por esa moda allá por el año 2009, en un hotel de Bangkok.

 

Rocío del Arco, desde un atril de la Universidad de Columbia, en Nueva York, avanzó novedades para el año que corría, el 2035: “A partir del uno de junio se exigirá un incremento del 7% en cada tarifa sexual a los hombres para ayudar a la agrupación de obesas mundial (FWA por sus siglas en inglés) a superar su tenebrosa crisis”.

 

Renata Busuttil, natural de La Valeta, Malta, fue la primera detenida, juzgada y castrada químicamente, desde que el mundo fue dominado por las señoras, ya que en un ataque de ira, seguramente por no haber llegado a ser alcaldesa de su ciudad, salió a la calle para permitir a seis hombres en sólo cuatro horas penetrarla gratuitamente.

 

René Dubois, natural de Rennes, Francia, y que asegura comprender el idioma de los perros, escribió en su famoso libro ‘Bobby y yo’, que un día su can le dijo, tras observar en qué había desembocado el mundo, lo siguiente: “Estáis todos locos”.  René, semanas después y ante la emoción por sus declaraciones, decidió penetrarlo. Como la zoofilia no está penada, René y Bobby viven juntos hoy día en Toulon, en plena Costa Azul francesa.

1 comentario

triatleta -

gran relato de un futuro realista! :)